Hace unas semanas me enteré de que a una estudiante de canto su maestra le dijo que tenía "la voz chueca". Poco después, otra cantante me contó que, cuando aún se estaba formando en la institución en la que había estudiado, su maestra le dijo que "su voz no tenía pies".
¿Qué clase de recurso pedagógico es decirle a un alumnx algo que no sólo no reviste fundamentación teórica y se expresa en términos incomprensibles para cualquiera que no sea el mismo docente, sino que además le hará sentir mal sin darle ninguna idea de cómo "resolver" o "compensar" la falta que se le atribuye?
La idea de que por marcarle a un alumnx sus errores o defectos se le está haciendo un bien es arcaica y obsoleta. Si le digo a alguien qué está haciendo (o siendo) mal sin darle recursos para mejorar la situación, no es en lo absoluto pedagógico. Unx maestrx debería acompañar el desarrollo brindando una sensación de seguridad, confianza, tranquilidad para recorrer el camino por delante, y dando herramientas que ayuden al estudiante a saber en qué dirección encaminar sus pasos. Existen enfoques pedagógicos más y menos inductivos, que se basan en dar las respuestas o en acompañar el proceso de autodescubrimiento del propio alumnx. Ninguno de ellos implica avergonzar al alumnx, dejarle sintiéndose expuestx y desvalidx de recursos, perdidx ante las devoluciones, opiniones y críticas y, muchas veces, sensiblemente afectado a nivel emocional.
Vamos, que ejercer la docencia no es lo mismo que hacer un crucigrama. Tenemos una responsabilidad y un compromiso no sólo hacia el desarrollo vocal de nuestrxs alumnxs, sino también hacia su integridad emocional, psíquica, física y espiritual. ¿De qué sirve tener una voz maravillosa si tenemos el alma rota?
Te dejo mi abrazo si te tocó pasar por una experiencia así; si alguien te hizo una crítica sin fundamentos o con palabras que no entendieras; si te marcaron, te etiquetaron o te clasificaron sin tomar en cuenta tus emociones y sentimientos, o tu esfuerzo y amor por lo que hacés.
Si sos maestrx, te dejo la propuesta de recordar cómo nos fue cuando aprendíamos, cuando estábamos del otro lado; cómo nos hicieron sentir. Y la invitación a que entre todes, podamos hacer de la enseñanza y del hermoso camino del aprendizaje artístico, una experiencia lo más parecida posible a la que hubiésemos deseado que nos brindasen a nosotrxs.
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